En un país en el que los grandes héroes son los futbolistas de élite y los cocineros de restaurantes caros que invaden los hogares a través esa caja doméstica que nos desinforma y nos enajena, resulta paradójico y reconfortante encontrar un artista como Manuel Alcorlo.
Académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Dibujante, Ilustrador y Pintor con mayúsculas, lector de poesía, y para completar, además toca el violín. Un artista multifacetico, un personaje renacentista en estos tiempos de tanta confusión. .
Alcorlo es de los que piensa que el arte exige una observación lenta y rigurosa, una dedicación y un trabajo continuo y obstinado, intenso y provisto de honestidad. Desde el conocimiento del oficio, en sus obras plasma con maestría no solamente lo que ve sino lo que descubre en el ambiente, lo que su fecunda mente imagina, disfruta manifestando con su arte el placer de pintar lo que mejor le apetece, y esto se capta en sus cuadros: serenidad, poesía, a veces sátira, humor a menudo, crítica y mordacidad, añadiendo pura belleza y poesía que toca nuestro espíritu y nos emociona.
Manuel Alcorlo es un dibujante excepcional, de alta escuela. Ha dicho “Creo que no es posible entender el mundo sin el hilo conductor del dibujo, que nos lleva por los vaivenes de la forma… todo está dibujado. También es un grabador de excepción:
“Siempre me impresionó la atmósfera, el mágico, rico universo, la inquietante alquimia, el sutil, hermoso lenguaje del grabado, los ecos, hechos tejidos de rayas, penumbras de Rembrandt, Durero… Las visiones de aquí y de allá de Goya, el talento de Picasso asimilando todo, testimonios dramáticos, íntimos…Y el ácido actuando, con sus burbujas nereidas, el silencioso percloruro fijando fielmente, definiendo la carga expresiva, tenazmente, gozosamente, para que cuando llegue el papel, su caminar sea ya imprevisible, transformándose en libro, o en singular estampa…..”
Dice el artista: ”Mirando lo que pasa y nos pesa se encuentra el pintor. Cuando acierta en sus disquisiciones es porque la luz, el color, la forma, el humor, la ironía, la vena poética se ponen de acuerdo y su reflejo es la obra que surge, o el intento de ella”, explicando con ello el proceso de concepción y gestación de sus trabajos. Parece fácil, pero no nos dejemos engañar por la facultad de composición que hay en Alcorlo. Es ante todo una facultad de pintor muy bien formado que ha calculado los volúmenes, las distancias y las densidades meticulosamente siguiendo el proceso artístico con voluntad creativa y sabiduría técnica.
Para Eugenio d´Ors el arte es conocimiento, y aunque el pintor parece que juega aleatoriamente con las imágenes y las formas, cada cosa está concebida y realizada con procedimientos generalmente muy racionales
Es un placer contemplar las obras de Alcorlo, es un acto placentero que nos regocija y que nos invita a sonreir, nos hace pensar y contribuye a que seamos un poco mejores y mas amables. No perdamos la esperanza de que en algún momento, los héroes de referencia sean gente como Manuel Alcorlo, aunque no cocinen ni jueguen al futbol.
Fotografía de Manuel Alcorlo por Juan Dolcet