A Fernando Bellver (Madrid, 1954) le encanta viajar. «Viajo sobre todo para no estar aquí -en Madrid-. Como tengo un trabajo que no tiene sábados ni domingos, cuando estoy harto, me voy de viaje. Y siempre busco excusas: una exposición, un trabajo que quiero hacer… Al final, al viaje le saco algo. Dinero, no, pero trabajo, sí», cuenta.
Él mismo confiesa que cuando viaja mete siempre en su maleta los lápices y el libro de apuntes. Así nace, en 1994, la carpeta “Los apuntes del viajero”, una colección de aguafuertes, cada uno de los cuales rinde su personal homenaje a una ciudad del mundo.
Pero Bellver no es un turista cualquiera. «Lo confieso, no soy de ver museos y galerías, soy un viajero de los que se mete en líos. Siempre compito con un amigo para ver a cuál le han detenido en más continentes. A mí me han detenido en cuatro, a él sólo en tres, que es una ordinariez», prosigue a carcajadas.
Y, a pesar de su éxito (fue Premio Nacional de Arte gráfico en 2008), es un artista humilde, que, a pesar de haber recorrido medio mundo, elige Madrid por encima de cualquier otra ciudad. No en vano es donde tiene su estudio, en pleno barrio de Malasaña.
Respecto al arte, reivindica el sentido común por encima de todas las cosas. «Es que hemos llegado a un punto en que los contemporáneos son más caros que los muertos. Eso es un disparate, por qué voy a cobrar por un trabajo que hago en una semana el sueldo de un arquitecto o de un periodista de cinco meses. No tiene sentido. Yo siempre he sido barato y me va bien, me sale rentable», explica.
Fuente: diario El mundo, entrevista a Fernando Bellver, publicada el 19/12/2011
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/14/ocio/1323865983.html